
Un estudio realizado por el DLR (Centro Aeroespacial Alemán) esboza desde hace unos años una nueva idea para la protección del clima. El elemento central es un recargo sobre el dióxido de carbono, que se impone al principio del ciclo del carbono.
Los investigadores de energía del Centro Aeroespacial Alemán (Deutsches Zentrum für Luft- und Raumfahrt; DLR) han desarrollado una nueva idea para la protección del clima como parte de un estudio. El elemento clave es un recargo sobre el dióxido de carbono, que se aplicará al principio del ciclo del carbono. Los productores de petróleo, gas natural, carbón y piedra caliza podrían verse obligados a almacenar estos materiales cerca de sus lugares de producción antes de venderlos. Esto podría hacerse física o virtualmente, usando una cripto-moneda.
A diferencia de mecanismos como los impuestos sobre el dióxido de carbono o los acuerdos sobre el comercio de emisiones, que se basan en leyes nacionales o reglamentos internacionales, el plan de contención del dióxido de carbono propuesto por el equipo del Instituto de Termodinámica de Ingeniería del DLR adoptaría la forma de un pacto mundial entre los ciudadanos y la industria.
En el primer escenario, las compañías almacenan su producción en vagones de ferrocarril cerca del lugar de producción durante un cierto período de tiempo. Sólo entonces se les permite introducir las materias primas en el ciclo económico. La inversión en la infraestructura necesaria – especialmente los vagones y las vías de ferrocarril – hará que los precios de los productos almacenados aumenten. El tiempo de almacenamiento dependerá de la materia prima en cuestión y de las emisiones de dióxido de carbono asociadas a su uso. Los investigadores del DLR proponen colocar códigos QR en la parte superior de los vagones para que el público pueda observar el proceso en acción. Estos códigos pueden ser fotografiados por satélite y la información relacionada con ellos puede ser accesible en una plataforma en línea. En este escenario, el recargo por el almacenamiento de gas natural durante un período de cuatro meses sería de aproximadamente 100 euros por tonelada de dióxido de carbono.
Escenario dos – contención del dióxido de carbono mediante la minería de criptocorriente. Debido al alto costo de los materiales para el almacenamiento físico, el equipo del DLR ha sugerido una modificación, sustituyendo la sobrecarga física por una cripto-moneda llamada ‘Carboncoin’, que esencialmente constituye una sobrecarga virtual. Una cripto-moneda es una moneda digital basada en estructuras matemáticas. Cada una de estas estructuras se llama moneda. Para obtener estas monedas virtuales, hay que «minarlas», lo que implica tiempo, potencia de cálculo y electricidad para las granjas de ordenadores.

En el estudio, el DLR limita el número de Monedas de Carbono a un máximo de 600.000 millones. Esto corresponde a los 600.000 millones de toneladas de dióxido de carbono que todavía pueden ser emitidas mientras se mantiene el calentamiento global por debajo de los dos grados centígrados. El recargo virtual obliga a las empresas a extraer una Moneda de Carbono por cada unidad de materia prima vinculada a una tonelada de dióxido de carbono. La tecnología de cadenas en bloque, es decir, el almacenamiento de información sobre las monedas extraídas en el mayor número posible de lugares descentralizados de la red mundial, permite un alto grado de transparencia y control de este proceso.
La reducción del dióxido de carbono como incentivo económico para una mayor protección del clima, ya sea física o virtual, con un recargo sobre las emisiones de dióxido de carbono es una señal y representa un incentivo orientado al mercado para centrarse más en los recursos renovables y las tecnologías asociadas. El uso de materias primas fósiles se encarece, mientras que aumenta la viabilidad económica de las alternativas renovables que contribuyen a la descarbonización de los sectores de la energía y la movilidad.
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