El corazón de nuestro planeta, el núcleo, está a más de 5.000 kilómetros por debajo de la superficie. Es imposible observarlo directamente y los científicos tienen que confiar en mediciones indirectas para explicar el patrón, la velocidad y la causa de su movimiento y cambios. Sólo se puede acceder a él escuchando las ondas sísmicas que lo atraviesan durante los terremotos. Los geólogos que estudian el núcleo interno de la Tierra lo tienen un poco complicado a la hora de realizar sus investigaciones y, durante décadas de investigación sísmica, los geólogos han llegado a creer que el núcleo interno oscila, girando de un lado a otro, durante un período de tiempo.

El interior de la Tierra está formado por varias capas: está rodeado por un núcleo externo fluido de hierro fundido y níquel que tiene un espesor de aproximadamente 2.500 kilómetros, y un núcleo interno sólido de hierro y níquel de aproximadamente las tres cuartas partes del tamaño de la Luna. El hecho de que el núcleo interno se asiente dentro del núcleo externo líquido significa que puede girar independientemente de la rotación de la Tierra.
Los investigadores dedujeron hace décadas que el núcleo interno gira a una velocidad diferente que el manto y la corteza, lo que provoca las diferencias de tiempo. Según sus cálculos, los investigadores estimaron que el núcleo interno, en promedio, giraba alrededor de 1 grado por año más rápido que el resto de la Tierra, lo que denominan superrotación. Sin embargo, algunos científicos incluso argumentan que la superrotación no existe y que las diferencias en los tiempos de viaje de los terremotos son causadas por cambios físicos en la superficie del núcleo interno.
Gracias al estudio de cientos de terremotos los investigadores han llegado a la conclusión de que el giro del núcleo de la Tierra se ha frenado, está rotando menos velocidad y esto podría influir en distintos aspectos a la superficie del planeta, como el clima, el nivel del mar e incluso la duración de los días.
Yi Yang y Xiaodong Song, dos investigadores del Instituto de Geofísica Teórica y Aplicada de la Universidad de Pekín, en China, acaban de publicar en la prestigiosa revista Nature Geoscience un estudio sobre el comportamiento del núcleo de la Tierra que ha sorprendido a la comunidad científica.
Yang, Y., Song, X. Multidecadal variation of the Earth’s inner-core rotation. Nat. Geosci. (2023). https://doi.org/10.1038/s41561-022-01112-z

Según los datos obtenidos, la velocidad de rotación del núcleo terrestre se habría ralentizado en los últimos años.
Para llegar a estas conclusiones se han analizado las ondas sísmicas producidas por casi 200 terremotos en dos puntos muy alejados de la Tierra: Alaska (cerca del polo Norte) y las Islas Sandwich del Sur, (cerca de la Antártida). Y así, la medición de la velocidad del desplazamiento de las ondas a través de las capas, permite conocer mejor qué está ocurriendo en el interior de la Tierra.
Como apuntan en la revista Nature, “los datos sugieren que el núcleo interno podría incluso estar en proceso de volver a la subrotación. Si es así, es probable que algo esté sucediendo con las fuerzas magnéticas y gravitatorias que impulsan la rotación del núcleo interno. Dichos cambios podrían vincular el núcleo interno con fenómenos geofísicos más amplios, como aumentos o disminuciones en la duración de un día en la Tierra.”
Del mismo modo, como apuntan ellos mismos en las conclusiones de la investigación, “estas observaciones proporcionan una evidencia de que existen interacciones dinámicas entre las distintas capas de la Tierra, desde el interior más profundo hasta la superficie, posiblemente debido al acoplamiento gravitatorio y al intercambio de momento angular desde el núcleo y el manto hasta la superficie».
Este trabajo podría ayudar a comprender cómo los procesos en el interior de nuestro planeta afectan a la superficie; ya que, cuando el giro del núcleo interno se desacelera, su atracción gravitacional sobre el manto aumenta, lo que ralentiza la rotación de la Tierra y hace que el día dure más.
El frenazo del núcleo de la tierra con la geóloga María Puy Esparza.