La contaminación lumínica, producida por la iluminación nocturna podría empeorar en los próximos años debido al método que se ha usado para medir este tipo de contaminación.
Un sensor incapaz de diferenciar colores
Los sensores más comunes utilizados en el mundo, Sky Quality Meter (SQM) y los satélites VIIRS y DMSP tienen un limitación fundamental para trazar la evolución de la contaminación lumínica: son sensores “daltónicos”, es decir, no son capaces de diferenciar el color de la iluminación. «Aunque las imágenes de iluminación nocturna que estamos acostumbrados a ver muestran color, se trata de una interpretación artística de imágenes en blanco y negro» señala Alejandro Sánchez, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía.
El principal problemas es que el SQM podría estar dando valores iguales para la iluminación con sodio y los LED blancos de 3000 kelvin cuando puede haber un 100% más de contaminación lumínica en las lámparas LED.

Principales problemas de la contaminación lumínica.
El problemas de este tipo de contaminación radica en tres puntos
- Derroche energético.
- Problemas de salud.
- Problemas a la hora de realizar observaciones del cielo.
Momento clave para el cambio
En muchas ciudades se están cambiando las tradicionales lámparas de sodio por LED teniendo como base los datos de este sensor que ha sido demostrado como poco fiable en este aspecto. Por ello, se cree que nos encontramos en un momento clave para hacer que las inversiones que se realicen en los próximos años sean lo más eficientes posibles.
Posibles soluciones
- Nuevos sensores. Los sensores sensibles al color eliminarían este problema. En la Universidad Complutense de Madrid ya están trabajando en ello.
- Imágenes de la estación espacial. Las imágenes tomadas por los astronautas con cámara reflex desde la Estación Espacial Internacional ya están siendo empleadas en proyectos que miden la contaminación lumínica.
- Reducir la potencia en la iluminación LED. Los LEDs blancos puede llegar a contaminar lo mismo que las tradicionales lámparas de sodio, pero para ello es necesario bajar la potencia al menos a un 42% y no emitir luz directa por encima de la horizontal.
- Uso de LEDs de color distinto al blanco. Los de tipo ámbar o temperatura de color inferior a 2200 k.
Fuentes: http://www.agenciasinc.es y http://www.iaa.es